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Docente en su primer año de profesorado hace realidad su sueño en la Secundaria Deady

2013 August 7
by HISD Communications

En esta entrega semanal de Yo soy HISD, que presenta perfiles de estudiantes, graduados, empleados y otros miembros del Equipo HISD, Larry McIntosh, en su primer año de profesorado, nos cuenta cómo llegó a ser docente a los 61 años, cuándo se dio cuenta de que verdaderamente había hallado su vocación, y por qué nunca es demasiado tarde para hacer realidad un sueño.

Tengo entendido que el camino que usted recorrió hasta llegar a HISD es poco convencional para un profesor. ¿Qué puede decirme acerca de ese proceso?

Cuando tenía 20 años, abandoné los estudios y me casé; pero tres años más tarde decidí que no quería limpiar alfombras por el resto de mi vida y entonces volví a estudiar y obtuve un título de sociólogo. Por aquel entonces, en Houston un sociólogo ganaba apenas $748 al mes, y como mis obligaciones eran superiores a eso, busqué trabajo en el negocio de los seguros. Vendí pólizas de seguros para Prudential durante varios años. Más adelante, comencé a trabajar en restaurantes de comida rápida, y durante 30 años administré restaurantes, mayormente de la cadena Wendy’s.

Administrar restaurantes no tiene nada que ver con la enseñanza pública. ¿Cómo pasó de una cosa a la otra?

Desde que cursaba la secundaria he sabido que quería ser maestro. En la escuela tuve un director de banda que influyó mucho en mí, y yo quería tener ese mismo efecto en otras personas; pero como se fueron dando otras cosas nunca pude dedicarme a la enseñanza.

Un buen día, hace más o menos dos años y medio o tres, me di cuenta de que si quería ser maestro, ése era el momento. Y soy afortunado, porque tengo una esposa y una familia que me apoyan  mucho. Mi esposa es quien me dio ánimo para que volviera a estudiar. Tengo un hijo de 15 años y una hija de seis, y todos querían que yo siguiera adelante con mi idea. Ellos hicieron sacrificios increíbles para que yo pudiera lograr lo que quería. Nos mudamos de una casa a un apartamento, y ahora solo tenemos un automóvil, así que en lugar de tener todo lo que quieren, ahora solo tienen todo lo que necesitan.

Cuando comiencen las clases usted va a enseñar ciencia de séptimo grado en la Escuela Secundaria Deady. ¿Era ése el tipo de enseñanza al que originalmente quería dedicarse?

No. Yo recibí mi maestría estudiando en línea con la idea de enseñar en un colegio de la comunidad, pero todos los colegios también requieren que los docentes tengan una certificación para enseñar. Así fue como me inscribí en el programa ACP de HISD y a partir de ahí me fui inclinando más hacia enseñar en las escuelas.

Cuando me presenté para el puesto de profesor en Deady, el director me pidió que impartiera una lección como muestra de aptitud. Cuando estuve frente a la clase, sentí  dentro de mí que ése era mi lugar. Eso era lo que faltaba en mi vida. Para eso Dios me había puesto en la tierra. Al final de la lección, los alumnos aplaudieron y yo me estremecí. Junto con mi casamiento y el nacimiento de mis hijos, esto es lo más extraordinario que me ha sucedido en la vida.

Usted dijo que tienen una licenciatura en sociología. ¿Alguna vez llegó a trabajar en ese ramo?

Yo aspiraba a ser un sociólogo clínico y llegué a serlo brevemente. El problema era que no podía separarme del trabajo; me sentía emocionalmente conectado a la gente que atendía. Sentía que lo que hacía era como quien dice “Oh, la violaron y su esposo la golpea. Bueno, nos vemos mañana”. Llegué a un punto en que no podía dormir. Sencillamente no podía seguir haciendo ese trabajo. Hay que ser capaz de aislar y compartimentar, y yo no puedo hacerlo.

Para llegar a ser docente, usted participó en el programa de certificación alternativa de HISD, específicamente en el Effective Teacher Fellowship (ETF). ¿Piensa que eso lo ha preparado adecuadamente para los retos que enfrentará en el salón de clases?

Yo tengo 61 años y he participado en suficientes programas de capacitación en el ámbito empresarial como para reconocer si un programa es bueno o malo, y el ETF es superior. Es un programa excepcional y los instructores son del más alto nivel. Cada una de las personas que conocí en el ETF es una excelente persona que verdaderamente se preocupa por el éxito de los participantes. Su motivación primordial es vernos triunfar. Han creado un programa increíble, personas como Harry Wong, que está a la vanguardia en todo lo que se refiere a la administración de un salón de clases. Y los investigadores y psicólogos que han seleccionado para el programa han hecho que éste sea un programa superior.

Vaya. A los 61 años, creo que la mayoría de la gente estaría empezando a pensar en jubilarse, no en lanzarse a una nueva carrera. ¿Qué consejo les daría a las personas que piensan que tienen demasiada edad para tratar de hacer realidad sus sueños?

La edad es mental. Verdaderamente lo es. A los 61 años, soy el mismo que era cuando tenía 30 años, en mi mente. La vida no termina porque uno haya llegado a cierta edad. Nunca se tiene demasiada edad para hacer algo. Es cierto que comenzamos a tener limitaciones físicas, pero aun eso se puede superar. Si alguien piensa que tiene demasiada edad para hacer algo, el problema es que eso es lo que piensa. Es una actitud mental. Nunca es demasiado tarde.

Si usted conoce a un graduado, estudiante, empleado u otro miembro del Equipo HISD que deberíamos presentar en esta sección, envíenos un mensaje a info@houstonisd.org.

 

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