Fórmula para el éxito: Enseñar, evaluar, volver a enseñar. Celebrar y repetir.
La segunda semana del nuevo año académico ya prácticamente ha concluido y vemos que hemos empezado muy bien. Durante las dos semanas pasadas visité varias escuelas de HISD y estuve en muchos salones de clases. ¿Qué vi? Vi maestros enseñando, y vi estudiantes participando en clase. Vi objetivos claros escritos en los pizarrones, y oí lecciones que correspondían con los objetivos. ¿Qué no vi? Estudiantes con la cabeza gacha. Estudiantes mirando hacia afuera por la ventana. Maestros sentados a su escritorio sin hacer nada.
Antes de que comenzaran las clases los maestros se capacitaron muy bien. Tuvimos el curso Rigor Institute para todos los maestros de HISD, en el cual se les demostró cómo crear un ambiente en el cual los estudiantes aprendan a un alto nivel académico. Presentamos la Academia para Maestros Nuevos a cientos de maestros que son nuevos en el distrito. Pero toda esta capacitación será en vano si los maestros no implementan lo que aprendieron.
Los maestros deben enseñar y los estudiantes deben aprender desde el primer día. Deben hacerse evaluaciones con frecuencia para asegurar que los estudiantes comprendan todo. No depender de más exámenes exhaustivos sino de más pruebas sorpresa. Y si los estudiantes no están captando el material, hay que volver a enseñarlo hasta que lo aprendan. Hay que ayudar a los estudiantes que lo necesitan para que mejoren cada día y lograr que los estudiantes que sacan C en los cursos, saquen B, o hasta A.
Doug Lemov tiene un sitio de internet—Teach Like a Champion— (Enseñe como un campeón) creado con base en su primer libro, del mismo nombre, que surgió de un estudio de los mejores maestros de escuelas públicas con altos índices de pobreza. Recientemente, él escribió una columna sobre Rigor Collapse, un término inglés que se refiere a lo que sucede cuando un maestro hace una pregunta muy difícil que sus alumnos no pueden responder. ¿Qué se puede hacer? Hay que “descomponerla” hasta que los estudiantes puedan salvar esa brecha de rigor. En lugar de darles la respuesta, se va perfilando la pregunta hasta llegar al punto que entendieron. Y desde ahí se hacen las conexiones a la pregunta global.
Cuando los estudiantes entiendan, cuando logren el objetivo, celebren. No esperen al final de las seis semanas; díganles cómo van y reconozcan lo logrado. Coméntenles que están rindiendo bien. No se limiten a decir “¡Buen trabajo!” Explíquenles específicamente por qué estaba bien hecho y como podrían hacerlo aun mejor la próxima vez. Envíen una postal o un mensaje electrónico a la casa elogiando su labor. Exhiban los trabajos en una cartelera o en la pared del corredor junto a su aula. Elijan un estudiante de la semana. Prémienlo con un puesto de responsabilidad en la clase. Los estudiantes los recompensarán a ustedes esmerándose aun más.
Hemos tenido un muy buen comienzo, pero tenemos que mantener el impulso. Vuelvan sobre su capacitación, evalúen a los estudiantes frecuentemente y repitan las lecciones según sea necesario. Y no olviden celebrar sus éxitos.
¡Gracias por todo lo que han hecho y les deseo un muy buen año!
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