Les presentamos a una de las ex alumnas de HISD de mayor edad
En esta entrega semanal de Yo soy HISD, que presenta perfiles de estudiantes, graduados y empleados del distrito, Ruby Lea Pope, una de las ex alumnas de HISD de mayor edad (Generación 1930 de la Escuela Preparatoria Washington), habla sobre su decisión de enseñar a alumnos de primaria, sobre cómo la bondad se convirtió en parte de sus lecciones diarias, y sobre la razón por la cual hasta el día de hoy usa su anillo de graduación de la preparatoria.
Ha viajado a Europa y al Medio Oriente, obtenido dos títulos universitarios, fundado una dependencia local de una hermandad de mujeres, trabajado con el municipio para instalar dispositivos de seguridad cerca de las escuelas y enseñado en Houston ISD durante 24 años. Ciertamente es más que suficiente para una vida.
Excepto que Ruby Lee Pope no ha terminado todavía.
Pope, una de las ex alumnas de mayor edad del distrito, celebrará sus 104 años de edad el 9 de abril, unos días después de ser distinguida durante una celebración de la escuela de la cual egresó, la Escuela Preparatoria Booker T. Washington. La función se celebrará en honor al natalicio del homónimo de la escuela.
Pope, que egresó de la escuela Washington en 1930, todavía usa el anillo de su graduación. Está orgullosa de él y dice que siempre se fija que no se le haya caído.
“Siempre le doy vueltas para asegurarme de que todavía me queda bien”, dijo. “Adoro este anillo. Los estudiantes siempre bromeaban diciéndome, ‘Pope, si usa ese anillo, la gente va a pensar que está casada’. No me importa lo que la gente piense. Yo lo voy a usar”.
Al principio enseñaba corte y confección, pero después pasó a la enseñanza en las aulas porque le fascinaba trabajar con los estudiantes.
“Me encantaba”, dijo. “Los estudiantes querían mucho a sus maestros… Cualquier materia que nombre, me gustaba enseñarla”, añadió.
Pope dijo que sabía que no solo se trataba de ayudar a los alumnos a aprender las materias, sino también ayudarlos a ser buenas personas y a que ayudarán a los demás.
“La bondad es algo esencial”, dijo. “Yo era bondadosa con los estudiantes. No me fijaba ni en su aspecto ni en lo que llevaban puesto. A veces no tenían qué ponerse, entonces, si yo tenía algo en casa que me quedaba chico, se los daba”.
Antes de jubilarse, Pope abogó por la instalación de aceras y semáforos cerca de las escuelas en las que había enseñado, explicando que quería que sus alumnos estuvieran protegidos y que a ella no le parecía bien que los niños tuvieran que caminar en el lodo y la tierra para llegar a la escuela.
Pope se ganó su retiro. Después de casi un cuarto de siglo de enseñanza en HISD, viajó por el mundo con su esposo y continuó trabajando en su jardín hasta hace poco.
“No deja que nos olvidemos”, dijo Linda Nwoke, miembro de la hermandad y amiga de hace mucho tiempo. “Tenemos que comportarnos como damas y si no, nos lo recuerda. Tenemos que hacer servicio comunitario. Si no lo hacemos, tenemos que decirle qué estábamos haciendo y si estábamos ayudando a los niños”.
Pope será invitada de honor en la celebración de la Escuela Booker T. Washington que tendrá lugar a las 10 a.m. el viernes 5 de abril, en la escuela misma.
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