Por qué el exigir ‘100 por ciento’ es una lección de vida enorme
Un viejo modismo nos dice que “casi” solamente cuenta cuando estamos jugando a lanzar herraduras o tirando granadas de mano. Y es exactamente el principio por medio del cual vive la maestra de matemáticas Erin Krafft a la hora de exigir lo mejor de sus alumnos de sexto grado en la Escuela Secundaria Revere.
La Secundaria Revere es una de las 16 secundarias de HISD, cuyos maestros emplean en sus aulas las técnicas que el autor y experto en educación Doug Lemov publica en su libro Enseñe como un triunfador y, una de las favoritas de la maestra Krafft se llama “el 100 %”.
“Un poco después de conocer la técnica empecé a reflexionar sobre mis propias prácticas en el aula”, explicó Erin Krafft. “Y me di cuenta de que muchas veces me conformaba con menos. Estaba enviando a mis alumnos el mensaje de que estaba bien que no terminaran una tarea o de que no la terminaran haciendo su mejor esfuerzo”.
La maestra Krafft comenzó a mejorar sus expectativas y a comunicárselas a sus estudiantes y después de unas semanas, se dio cuenta de “una gran mejora” en la forma en que sus estudiantes se comportaban y aprendían.
“Incluso la simple tarea de pedir a los estudiantes que levantaran bien su mano, era difícil al principio”, añadió “porque yo solía aceptar codos doblados o manos no tan levantadas.Y cuando quise lograr que levantaran la mano con confianza, con el brazo bien extendido hacia arriba, ¡fue como pedirle peras al olmo! Después de varios intentos, y algún que otro recordatorio, “¿Tu brazo está como el mío?” o “los codos en las orejas”, el 100% de los estudiantes están cumpliendo 100% bien”.
Erin Krafft señaló que exigir el cumplimiento de algo tan trivial puede parecer no tener relación con el objetivo general de la educación, “pero enseñar a los estudiantes a dar lo mejor de sí todo el tiempo es una lección de vida enorme. Una vez que empecé a notar la responsabilidad de mis estudiantes, vi una gran diferencia en la forma en que participaban, trabajaban y aprendían en mi aula”.