Alumno de Preparatoria DeBakey demuestra el verdadero significado de la dedicación
En esta entrega semanal de Yo soy HISD, que presenta perfiles de estudiantes, graduados, empleados y otros miembros de Equipo HISD, Edgar Avina, miembro de la Generación 2014, platica sobre la razón por la cual permaneció en la Escuela Preparatoria DeBakey para las Profesiones de la Salud aun después de haber perdido su interés en la medicina; cómo se ganó el apodo “Jorge el curioso”; y lo que espera lograr como profesional.
Según la zona donde vives, te tocaría asistir a la Escuela Preparatoria Reagan, pero en cambio, decidiste inscribirte en la Escuela Preparatoria DeBakey para las Profesiones de la Salud a pesar de que implica un viaje en bicicleta de 30 minutos dos veces al día para cubrir una distancia de 7 millas en todo tipo de condiciones meteorológicas, simplemente porque el autobús no pasa lo suficientemente temprano como para que llegues en hora a tu primera clase del día. ¿Por qué no asistir a Reagan?
Originalmente, la Escuela DeBakey se ajustaba perfectamente a mis objetivos: Yo quería ser cirujano cardiovascular, y ¿qué mejor punto de partida que una escuela preparatoria dedicada a las profesiones de la salud? Sin embargo, pronto me di cuenta de que soy torpe sin remedio y sería un pésimo cirujano. A pesar de que desde entonces perdí el interés en la medicina, permanecí en DeBakey por una razón: la gente. Los profesores son increíblemente abiertos y simpáticos. El plantel de estudiantes es un caleidoscopio de colores y culturas. DeBakey es un microcosmos del mundo y sencillamente me encanta.
Entiendo que ahora estás interesado en la urbanización y la política. ¿Por qué?
Siempre me han interesado los edificios, puentes y ciudades. Cuando estuvimos en la Ciudad de Nueva York el verano pasado durante la gira Ivy League, quedé fascinado con el metro (subterráneo). Ya había leído al respecto y estaba ansioso por verlo. Llegando a la ciudad, mis piernas parecieron cobrar vida propia y antes de que me diera cuenta de lo que estaba sucediendo había dejado atrás al grupo, camino a la estación del metro. Todos comenzaron a llamarme “Jorge el curioso” porque mi curiosidad me metía en problemas.
También me inquieta la desigualdad urbana. Después de viajar a varias ciudades del país (gracias a los viajes gratis a universidades), me he dado cuenta de que existe una desigualdad atroz: relucientes rascacielos se alzan en proximidad a hileras de casitas destartaladas, y personas sin auto, o sin siquiera una bicicleta, viven cerca de gente que tiene dos o tres automóviles de lujo. Quiero ayudar a liberar de la pobreza a los vecindarios urbanos, aunque sé que esto suena como idealismo puro.
Desde el momento que te integraste en el programa EMERGE el año pasado has estado resuelto a asistir a la Universidad Yale, y acabo de enterarme de que te han ofrecido una beca. Aparte de la obvia atracción de una beca completa, ¿por qué Yale?
Por un lado, está muy cerca de Nueva York, ciudad que sueño con explorar. Y los estudiantes que nos guiaron en la gira del campus eran muy entusiastas, por eso me puedo visualizar allí, absorbiendo la energía de esa atmósfera. Lo que finalmente me llevó a tomar la decisión fue algo que yo considero una señal celestial. Durante casi todo el viaje, el tiempo estuvo nublado y lluvioso, pero el día que fuimos a Yale, el cielo estaba despejado y la temperatura, perfecta.
Entiendo que has estado trabajando medio tiempo a la vez que manejas un horario completo de cursos avanzados. ¿Cómo te las arreglas con tan pocas horas de sueño?
En realidad, solamente trabajé mientras estaba en el undécimo grado. Llegué a la conclusión de que sencillamente no tengo tiempo para atender tantas tareas y responsabilidades. Hay muchos jóvenes en la escuela que se van a dormir a las 10 o a las 11, pero a mí me cuesta un poco más. Por lo general, estoy levantado hasta la medianoche haciendo las tareas de la escuela. Cuando el trabajo se me hace cuesta arriba, echo mano a algo que inventé yo mismo. Si hay algo que no puedo entender, levanto el libro y me doy un golpe en la cabeza con él para ver si algo se me pega. Por supuesto, esto en realidad es en sentido figurado; no expongo a mi cerebro a este tipo herida contusa.
Dime algo acerca de ti que sorprendería a la gente que lo oiga.
Una vez conduje un Aston Martin, como el Aston Martin de James Bond. Yo trabajé como limpiador en Star Motorcars durante el verano de 2012, y tuve la oportunidad de conducir un Aston Martin cuando estaba en el lavadero de autos. Después, le limpié las llantas.
Si usted conoce a un graduado, estudiante, empleado u otro miembro del Equipo HISD que deberíamos presentar en esta sección, envíenos un mensaje a info@houstonisd.org. |