La Escuela de Las Américas es la esperanza para un mundo de niños
Hubo una época de mucha inquietud durante el verano cuando se conoció la noticia de que miles de niños centroamericanos refugiados estaban detenidos por el gobierno federal en los estados fronterizos. En pocas palabras, HISD se convirtió en parte de la historia cuando los representantes del gobierno exploraron una de nuestras instalaciones para ver si sería un centro adecuado para estos niños.
Por supuesto, estábamos felices de ser parte de ello porque eso es lo que hacemos todos los días, acoger a jóvenes que huyen de situaciones terribles en todo el mundo.
El gobierno ahora está de acuerdo en conceder a algunos niños el estatus de refugiados, pero los titulares sobre estas noticias se han desvanecido, el furor ha disminuido y el gobierno nunca reubicó en Houston a estos niños. Aun así, nosotros todavía estamos sobre nuestro trabajo de educar y nutrir a los niños refugiados de El Salvador, Honduras, Siria, Bután, Etiopía y muchas otras zonas conflictivas.
La semana pasada, HISD tuvo la bendición de recibir a Sonia Nazario, quien pasó todo un día en nuestro distrito. Ella fue ganadora del Premio Pulitzer por sus escritos sobre los niños refugiados. Su libro, La Travesía de Enrique, relata el desgarrador viaje en tren que hacen estos valientes jóvenes para tener una vida mejor en los Estados Unidos. Ella misma hizo el viaje, eludiendo pandilleros que roban, violan y asesinan. Sonia Nazario habló con diferentes grupos, entre ellos nuestros administradores, nuestro Comité Asesor Hispano y los estudiantes de la Preparatoria Chávez; y yo tuve la suerte de visitar junto a ella, nuestra Escuela de Las Américas.
La Escuela de Las Américas es uno de los lugares más mágicos de HISD porque muestra nuestro corazón y nuestra capacidad para disipar los mitos sobre los refugiados y los inmigrantes, que es lo que Sonia Nazario hace en sus escritos.
Los aproximadamente 350 niños y jóvenes que tenemos en los grados del 4º a 8º son disciplinados, trabajadores, ingeniosos, cuidadosos de su aseo personal, respetuosos y están agradecidos por el don de una educación de alta calidad. Su directora, Marie Moreno, nos asegura que a ellos no les importan ni las fronteras ni las nacionalidades; los jóvenes que provienen de países que están en guerra y se convierten en buenos amigos pues se dan cuenta de los lazos que tienen en común.
Muchos de ellos ya tienen bases educativas y simplemente necesitan aprender inglés, cosa que hacen rápidamente, gracias a la dedicación del diverso personal de la Escuela de Las Américas.
Algunos, de hecho, son niños que viajaron “no acompañados”, pero la mayoría tiene familias aquí que los han precedido por cinco años o más. Gracias a la escuela, los padres encuentran los recursos que necesitan para ayudarles a adaptarse a la vida en Houston y están profundamente involucrados en la educación de sus hijos a un nivel que la mayoría de los directores de HISD envidiarían.
Estoy orgulloso porque ni Houston ni nuestra familia de HISD han sucumbido a la protesta para “proteger nuestras fronteras” contra esos niños. Estos son nuestros niños y todos podemos enriquecernos al oír sus historias de valentía y esperanza para aprender de su sacrificio y compromiso.