George Walker Jr. es un exitoso deportista que descolló en el fútbol americano en la Escuela Preparatoria Westbury, se graduó en el año 2004, y luego jugó en el equipo de la Universidad de Texas. Ahora está de regreso en HISD donde recientemente fue nombrado director de estadio del Complejo Deportivo Joe Kelly Butler. Él es el primer afroamericano en ocupar ese puesto. En esta edición de Yo soy HISD, Walker platica sobre su nuevo rol y los beneficios que cosechó de su participación en los deportes.
Usted se crió en HISD y fue atleta estrella en Westbury. ¿Qué deportes practicó y qué impacto tuvo en su persona la participación en estas actividades?
Yo practiqué fútbol americano, básquetbol y atletismo. En fútbol americano llegué al nivel de All-American y All-State, y en básquetbol recibí una mención de honor All-State. Además, participé en competencias regionales de atletismo. Al final, logré obtener una beca universitaria por hacer lo que más me gustaba. Cuando uno participa en deportes, le quedan recuerdos que pueden ayudarlo a salir adelante en malos momentos, y aprende a luchar para vencer obstáculos con sus compañeros de equipo. También aprende a ser perseverante, a no rendirse nunca. Cuanto antes uno aprenda todo eso, mejor le irá en la vida.
Usted es el primer deportista afroamericano en ser nombrado director del Complejo Deportivo Butler. ¿Qué significa para usted este nombramiento?
Es algo que acepto con gran humildad, y me siento muy orgulloso y honrado de ser el primero. Pero sé que por ser el primero, mi actuación deberá ser exitosa para poder abrirles camino a quienes quieran seguir mis pasos. Cuando pienso en gente como Earl Collier, Ira Scott, Mr. Herbert, Mr. Addison, T.C. Moon, Mr. Robert Stewart –el primer afroamericano a cargo de Barnett– en mi abuelo, Clarence James… y en los sacrificios y el trabajo que todos ellos tuvieron que hacer, realmente aprecio mucho la ardua y desinteresada labor que realizaron, no sólo por los afroamericanos sino por el Distrito Escolar Independiente de Houston. Sus esfuerzos abrieron las puertas a oportunidades para gente como yo y como otras personas que han llegado a ocupar este puesto.
Las personas que acaba de nombrar, ¿quiénes son y qué influencia tuvieron en usted?
Fueron educadores y son gente que yo admiro. Ira Scott y Earl Collier eran docentes y fueron directores de la Escuela Secundaria E.O. Smith, una escuela con una población estudiantil totalmente afroamericana de las décadas de 1940, 1950. El Sr. Addison fue director de la Escuela Secundaria Ryan. Cuando yo era niño, mi mamá ya era empleada de la Escuela Wheatley, y hoy hace 40 años que trabaja allí. Ahora es vicedirectora. Algunos de esos hombres que mencioné fueron directores y colegas de mi madre. Algunos de ellos iban a la misma iglesia que yo, que me crié yendo a la iglesia, y ellos verdaderamente fueron quienes echaron los cimientos para la próxima generación.
También me siento agradecido por la confianza de la Sra. Dambrino. Ella también fue mi mentora, y fue quien me dio mi primera oportunidad. Su ética laboral, su dinamismo, su visión para el programa deportivo de HISD, y su tenacidad a la hora de apoyar a los jóvenes y a los empleados son insuperables.
Seguramente, como usted es una estrella del fútbol americano de Westbury, en realidad más que del fútbol, y luego jugó en la Universidad de Texas, los estudiantes lo ven como un modelo a seguir, especialmente cuando vienen a jugar en estas instalaciones. ¿Qué impresión le da ser visto de esa manera?
Me gusta la idea de ser un ejemplo. Creo que es nuestro deber informar a las personas que seguirán nuestros pasos, y por eso me vuelco de lleno a ser un buen modelo y mentor. Equipar a los jóvenes para el futuro es nuestro trabajo. Uno nunca sabe quién lo está observando. No todos empezamos en las mismas condiciones, y es importante ser un faro guía para que los jóvenes puedan triunfar y tener una vida mejor que la que tenían al nacer.
¿Quién fue su ejemplo?
Mi padre. Yo siempre quise ser como mi padre. Él es el mejor atleta egresado de HISD. Jugó en la Escuela Preparatoria Yates, donde se graduó en 1974, y luego fue miembro del equipo de la Universidad Prairie View A&M. Él nunca me obligó a practicar deportes. No me presionó; más bien me animó. Nunca hizo alarde de lo que llegó a ser; es muy cariñoso y solícito.
¿Tiene algún consejo para los deportistas, presentes o futuros, de nivel de preparatoria?
No soy una de esas personas que creen que se lo saben todo; pero lo que les diría es que cuando están en una carrera, sea cual sea, no deben dar nada por sentado. Tienen que enfocarse mentalmente y correr hasta llegar a la meta. En la vida, a veces caemos en suposiciones, y al hacerlo damos el resultado por hecho. Aunque las cosas no siempre salen como uno piensa, nunca hay que abandonar el plan. Hay que perseverar.