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Kelly Clements, alta comisionada adjunta de las Naciones Unidas, recientemente estuvo de visita en Houston en una misión vinculada a la crisis mundial de refugiados. Su objetivo era informarse sobre el proceso de reasentamiento en nuestra ciudad con el apoyo de agencias de la comunidad. En medio de su nutrida agenda, Clements dedicó un tiempo a visitar la Escuela Las Américas de HISD, una escuela ubicada en la zona suroeste de Houston que atiende las necesidades educativas de inmigrantes y refugiados.
Clements observó la actividad en algunos salones de clases, platicó con estudiantes refugiados, y conoció al superintendente de HISD, Ricardo Carranza. La representante colabora con el alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, en esta organización mundial dedicada a salvar vidas, proteger derechos y edificar un futuro mejor para refugiados y personas sin patria de todo el mundo. También se encontraba presente Juliet Stipeche, quien fue representante en la Mesa Directiva de HISD y ahora es directora del departamento de educación de la ciudad de Houston.
“Este año Las Américas celebra su 20.° aniversario, y por lo tanto esta visita es una magnífica oportunidad para poner de relieve la labor que realizamos en atención a los refugiados, y los servicios que brindamos a nuestras familias”, dijo Marie Moreno, directora de la escuela, quien ocupa este cargo desde hace 12 años. “Cuando los estudiantes se inscriben en nuestra escuela, los evaluamos en su lengua materna para determinar su nivel académico”.
Los estudiantes que llegan a Houston sin saber hablar inglés pasan alrededor de un año en Las Américas. El objetivo es lograr que se matriculen en sus escuelas vecinales lo antes posible. En algunos casos, un año es suficiente para adquirir los conocimientos de inglés necesarios para hacer la transición a la escuela que les corresponda, pero algunos estudiantes requieren más tiempo debido a lagunas en su educación. Y si los estudiantes ingresan en Las Américas con el ciclo escolar ya avanzado, pueden permanecer allí el año siguiente.
Actualmente, la población estudiantil de Las Américas, compuesta por niños de 32 países, es 80 por ciento hispana, 12 por ciento africana, cinco por ciento caucásica (mayormente iraquí) y tres por ciento asiática. En total, los estudiantes hablan 29 idiomas. Hasta agosto de 2013 Las Américas era una escuela secundaria, pero ese año se añadieron los grados cuarto y quinto. La población de la escuela cambia de un año a otro dependiendo de los lugares del mundo donde haya conflictos. Típicamente, el año comienza con alrededor de 60 estudiantes y esa cifra aumenta hasta casi 360, que es la capacidad máxima de la escuela.
El recorrido de las instalaciones de Las Américas incluyó visitas a dos salones de clases, y a la sala llamada “Armario de la Esperanza” (Closet of Hope), donde los estudiantes pueden elegir ropa que se les ofrece de manera gratuita y recibir otras donaciones de la comunidad. En el salón de primaria, la maestra estaba trabajando con un pequeño grupo de estudiantes, indicándoles “siéntense y aplaudan, ahora párense y giren, ahora siéntense y canten, párense y den un salto”, mientras los niños la imitaban con entusiasmo. Los visitantes también pasaron por un salón de clases de ELA de secundaria, donde algunos estudiantes aprendían inglés en grupos, mientras que otros resolvían problemas de lectoescritura en computadoras.
En el Armario de la Esperanza, la directora Moreno le presentó al grupo una niña de Afganistán. “Cuando llegó, estaba muy triste y nadie podía entenderla; entonces contratamos a un intérprete para que trabajara con ella”, comentó Moreno. “Ahora te está yendo mucho mejor, ¿no es cierto?”, le preguntó. La niña sonrió tímidamente y asintió.
El superintendente Carranza elogió a la escuela por su eficiencia y dijo que admira a la Sra. Moreno.
“Si pudiéramos hacer un clon de ella, lo haríamos”, dijo. “Cuando hablo de los administradores y maestros de esta escuela me refiero a ellos como el SWAT Team de ESL. Son muy dedicados y están absolutamente preparados para el trabajo que realizan. La escuela tiene un método perfectamente articulado que le permite avanzar hacia sus objetivos de manera muy eficaz”.
Después de la gira, se les presentaron a los invitados varios estudiantes refugiados con quienes sostuvieron un animado diálogo. Kisanga, de 13 años, nació en el Congo y llegó aquí con sus padres desde Kenia, donde asistió a la escuela varios años. Ahora está en el octavo grado, que es el nivel escolar más alto en Las Américas. Clements le preguntó cuál era su clase favorita y qué le gustaría ser cuando sea grande.
“Mi clase favorita es tecnología, y quiero ser camarógrafo”, dijo el niño. A Kisanga le gusta Houston porque su familia no tiene que preocuparse tanto por el dinero. Acaba de ganar una beca de $400 de YMCA International por una composición en la cual explicó que su deseo es ayudar a la gente, especialmente a su madre.
Amanda, una alumna de quinto grado de 9 años de edad, y su madre, llegaron en diciembre de Ecuador donde vivieron durante siete años, pero originalmente ellas son de Cuba.
“Lo mejor de estar aquí son los maestros”, dijo Amanda. “En Ecuador, los maestros nos gritaban, pero aquí no”. Su materia favorita es el inglés, y le gustaría ser maestra, mientras que su madre se está capacitando para ser ayudante de enfermera.
Tres años después de egresar de Las Américas, dos exalumnas aún conservan la amistad que forjaron allí. Danah, quien tiene 14 años, es oriunda de Siria y estudia en la Escuela Preparatoria Wisdom, mientras que Khadija, de 15 años, es de Dubai y asiste a la Escuela Preparatoria Sharpstown. Las dos estarán en el décimo grado el año próximo.
“En esta escuela hay muy buena comunicación”, dijo Khadija. “Nuestro grupo de amigos era como una pequeña familia”. Ella piensa regresar a Dubai para ayudar a los estudiantes allá, y Danah tiene planificado asistir a la universidad en este país.
“No necesitamos aprobación o publicidad”, dijo Moreno. “En el vecindario se corre la voz de que Las Américas es el lugar adonde ir si uno quiere aprender inglés. Nos esforzamos para que los estudiantes se sientan bienvenidos, y a los padres les tranquiliza saber que sus hijos están protegidos”.