Estudiante de primera generación se prepara para ir a la universidad.

Karen Banda

Karen Banda

El camino de una persona que forma parte de las minorías, que es de bajos ingresos y que es estudiante de primera generación, está lleno de obstáculos y de una mezcla de emociones como la ansiedad, el miedo, la confusión, la felicidad y la tristeza. Lo sé porque yo soy una estudiante de primera generación y estoy ansiosa por ver lo que está más allá de mi ciudad natal y de ver todo lo que puedo lograr. Pero también tengo miedo de no poder hacerlo o de no ser tan exitosa como lo he sido en estos últimos años en la preparatoria. Este otoño, voy a tomar el camino menos transitado por alguien con mis orígenes y voy a dejar mi casa y a mi familia para lograr mi “sueño imposible”.

Mi familia se centra en fuertes creencias mexicanas. Cuando mi madre me animó a solicitar admisión en escuelas fuera del estado, me quedé muy sorprendida. Yo se que ella quería lo mejor para mí, pero no me esperaba que estuviera de acuerdo en dejarme estudiar fuera de la ciudad. Mi padre, sin embargo, fue una historia completamente diferente, le tomó meses para finalmente darse cuenta de que iba a ser mejor para mí asistir a una pequeña universidad privada lejos de casa en lugar de una enorme universidad estatal cercana. Ahora, mis padres están contentos y orgullosos de poder decir que su hija va a asistir a una de las mejores universidades de artes liberales en la nación.

Desde el día que recibí la carta de aceptación de Smith, decidí que tenía que empezar a prepararme. Por supuesto, ir a una universidad situada en el noreste implica la compra de un guardarropa de invierno que no tenía, incluyendo botas de invierno y un abrigo grueso. Además, me he estado preparando mental y emocionalmente este verano; paso todo el tiempo que puedo con mi familia, nunca he estado lejos de ellos más de dos semanas y también voy a comenzar a leer Whistling Vivaldi, una tarea de lectura de verano de Smith. Incluso he empezado a investigar acerca de los asesores académicos para mi carrera y los distintos programas que se ofrece.

Puedo no ser como los demás estudiantes que asistirán a Smith, pero estoy feliz por haber tomado la decisión de ir a esa escuela. Tengo miedo de lo que los próximos cuatro años van a traerme, pero se que tomé la decisión correcta y todo habrá valido la pena.

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