En las escuelas no está permitido correr por los pasillos, por supuesto, pero en Dolphinville —una comunidad manejada por los estudiantes en la Escuela Primaria Port Houston de HISD– correr es como conducir a velocidad excesiva y puede tener consecuencias costosas.
«Si uno de los Crimestoppers ve a un estudiante corriendo le da una multa por velocidad excesiva», dijo la subdirectora de Port Houston, Shelby Smith. «Y si el estudiante no satisface la multa, solamente recibirá parte de su cheque de pago».
Los “cheques de pago” son lo que impulsa a la comunidad de Dolphinville, que es parte del Programa Minitropolis del Banco IBC, y la primera de su tipo en Houston. Esta comunidad es un reflejo de una ciudad real, con su propio banco, tienda de comestibles y departamento de policía.
Durante una hora todos los viernes, los alumnos de Port Houston ganan un sueldo y hacen compras en Dolphinville. Cada grado asume un rol de proveedor, ya sea en la librería, el gimnasio Port Fit, la oficina de correos, la sala de cine o el banco IBC. La mitad de los estudiantes trabajan y manejan su establecimiento, mientras que el resto hace compras. Los estudiantes ganan Dolphin Dollars por su asistencia escolar, por no llegar tarde a clases y por su trabajo en la minicomunidad.
«En Dolphinville todo está dirigido por los estudiantes», dijo el director de Port Houston, Víctor García. «Son como miniadultos, y nosotros dejamos que ellos se hagan cargo de todo».
García, quien se inspiró en su propia experiencia de primaria en HISD, quería crear algo novedoso y distinto para sus estudiantes. Y, según él, el Programa Minitropolis de IBC fue la opción perfecta.
«Recuerdo que todo lo que hice en la primaria era divertido… y quise recrear esas experiencias en Port Houston», dijo García. «Cuando me ofrecieron la oportunidad de implementar el Programa Minitropolis en Port Houston no lo pensé dos veces».
A principios de 2018, García, Smith y un representante de los maestros de Port Houston viajaron a McAllen, donde el Programa Minitropolis se ha puesto en práctica en todo el distrito, y vieron cómo funcionaba la minitropolis Houstonville de la Primaria Sam Houston. Allí se informaron sobre lo que se necesita para lograr una implementación exitosa del programa. Según García, la clave para una minitropolis exitosa y sostenible es contar con el respaldo firme de una entidad comercial de la comunidad.
«Cuando se trata de una escuela pequeña, uno piensa en el presupuesto y cuánto costará todo, pero la idea de una asociación funcionó perfectamente en nuestra escuela», dijo. «Cuando comencé a trabajar aquí el año pasado, mi objetivo era lograr que la comunidad volviera a integrarse en la escuela, y parte de la comunidad eran los socios del sector comercial. A nosotros nos da buen resultado, especialmente porque tenemos socios que invierten en el programa».
Partiendo de lo aprendido en McAllen, el personal de la Primaria Port Houston dedicó alrededor de cuatro meses a la planificación antes de implementar el programa en agosto del año pasado. Pero el lanzamiento de Dolphinville no se hizo de una vez, sino que fue un proceso gradual.
«Dedicamos el tiempo necesario para aprender juntos, en la comunidad escolar», dijo García. «Nos guiamos por un plan de implementación muy estructurado».
Todos los viernes, el personal destinó un tiempo Dolphinville. El primer viernes fue la presentación del programa, el siguiente se centró en comunicar cómo ser un ciudadano exitoso en Dolphinville, y luego explicaron cómo funciona una minitropolis. Incluso hubo una feria de empleos donde los estudiantes solicitaron trabajo en Dolphinville y el viernes siguiente un voluntario del Banco IBC entrevistó a los aspirantes.
Dolphinville abrió sus puertas oficialmente en diciembre del año pasado, y a pesar de algún pequeño contratiempo inicial, el programa funciona sin problemas desde entonces. Durante el último semestre, los estudiantes de Port Houston no solo han adquirido conocimientos básicos de finanzas, sino que también aprendieron sobre liderazgo, el poder del trabajo en equipo, y cómo resolver problemas en la vida real. También se ha producido, según García, un cambio en la mentalidad de la escuela.
«Cuando llegué a esta escuela, sentía que los niños venían porque debían hacerlo. No había entusiasmo», dijo. «Quisimos ofrecerles esta experiencia de aprendizaje memorable, y ahora, gracias a Dolphinville, nuestros estudiantes vienen a la escuela contentos».