Los estudiantes de último año de la Preparatoria East Early College, vestidos con togas y birretes negros, desfilaron en el Estadio Dyer mientras eran aplaudidos y vitoreados por sus familiares y amigos.
Los estudiantes senior se reunieron para su ceremonia de graduación y la orgullosa mamá Josefina Zúñiga no se lo hubiera perdido por nada en el mundo.
“Un padre quiere lo mejor para su hijo”, dijo ella, animando a su hija, Ashley Quintero, que salió al campo dirigiéndose a su asiento.
La graduación es el mayor logro para un estudiante de último año de preparatoria. Para muchos estudiantes, su éxito es promovido por sus padres y otros familiares que los apoyan a lo largo de su trayectoria.
Para Quintero el camino hacia su graduación no fue fácil. Justo cuando su familia había terminado la renovación y reparación de su casa después del huracán Harvey, la pandemia de COVID-19 les afectó. Sus dos padres se enfermaron.
Ashley y sus dos hermanos mayores, también graduados en East Early, se turnaron para cuidar a sus padres y ayudarlos a recobrar la salud. Después de mejorar, los síntomas del virus volvieron.
“Eso asustó a los niños”, dijo Zúñiga. “Nosotros estábamos vacunados. Entonces, unas semanas después, la tormenta invernal llegó. Nosotros continuamos adelante. Nada me iba a impedir cuidar a mis hijos”.
A pesar de todo, alentó a sus hijos a que permanecieran concentrados en sus estudios cada día y se mantuvieran aprendiendo. Y eso fue justo lo que hizo Quintero.
Ella es uno de los 11 estudiantes seleccionados por la Dra. Grenita Lathan, superintendente interina de HISD, para recibir el premio de una Beca de la Superintendente. Quintero tienen en su haber una larga lista de actividades y logros, como las 60 horas de crédito universitario conseguidos en su último año como senior.
Este verano Quintero participará en el Programa de Trabajos de Verano de la ciudad de Houston antes de empezar a ir a la Universidad de Houston este otoño.
“Estoy agradecida a mi padre y especialmente a mi madre”, dijo la estudiante de último año. “Ella me motivó a ser yo misma”
La mañana del sábado, ataviada con cordones de honor, una estola de la Sociedad Nacional de Honor y un ornamentado birrete, Quintero desfiló sobre el escenario. Apenas recibió su bien merecido diploma, su familia vitoreó y aplaudió en una celebración que se oyó por todo el campo.
Zúñiga confesó que echa de menos llevar a su hija a todos sus partidos de fútbol, prácticas del equipo de animadoras y actividades de voluntariado, pero que estaba emocionada de ser testigo de su éxito.
“Estamos muy orgullosos de Ashley y su determinación”, dijo Zúñiga sonriente.