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Tres estudiantes del programa culinario de la Escuela Preparatoria Milby se transformaron en verdaderos chefs profesionales el jueves cuando dirigieron al personal de la cocina de su escuela en la preparación de una comida premiada para que sus compañeros la probaran.
Jordyn Moore, Roberto Blas y Estevan Mata —los tres estudiantes integrantes del equipo llamado Broadway Buffs— fueron los ganadores del segundo premio de la competencia nacional Cooking Up Change, en la cual participaron gracias a haberse impuesto en el concurso del distrito el pasado mes de junio.
Como parte del premio que recibieron, el equipo tuvo la oportunidad de servir los tres platos de su comida ganadora —fideos de calabacita con pollo al estilo Cajun, frijoles pintos y sopa de tomate y plátanos con yogur— a los estudiantes de su escuela.
«Me gustaron los fideos de calabacita con pollo», dijo Leslie Quijada, una estudiante de undécimo grado, después de degustar la comida. «El pollo al estilo Cajun fue la mejor parte. Es muy sabroso».
Su hermana, Debbie Quijada, dijo que para ella lo mejor había sido los plátanos Benedict. «Me agradó mucho el hecho de que en el plato hubiera rodajas de plátano».
La comida fue ideada para el concurso Cooking Up Change en el cual grupos de estudiantes de preparatoria compiten creando recetas de platos sabrosos que cumplen con los requisitos nutricionales y económicos del programa nacional de comidas escolares. Cada plato debe costar un máximo de $1.40 por porción.
Antes de servir sus platos en la escuela, el equipo se reunió con chefs de Servicios de nutrición de HISD para colaborar en la planificación y preparación de la comida. Los estudiantes guiaron paso a paso al personal de la cafetería que preparó y presentó los platos, y luego ayudaron a servir.
El equipo comentó que pasaron la semana promoviendo su comida y animando a los demás estudiantes para que la probaran el jueves. Pero reconocen que cuando llegó el día estaban un poco nerviosos.
«Uno nunca sabe qué le va a gustar a los jóvenes», dijo Mata señalando que la competencia le ha permitido entender los retos que los distritos escolares enfrentan a la hora de crear comidas saludables que les apetezcan a los estudiantes.
«Me da un poco de miedo saber lo que piensan», dijo Blas. «Personalmente, creo que es una comida excelente y espero que ellos piensen lo mismo».
Al final, resultó que no había motivo para que estuvieran preocupados. Ni bien sonó el timbre para ir a almorzar se empezó a formar una fila de estudiantes deseosos de probar la comida.
Carlos Ramos, instructor del programa culinario de Milby, dijo que se sintió orgulloso mirando a sus alumnos en acción el jueves.
«Cooking Up Change ha sido una experiencia extraordinaria para nuestros estudiantes. Poder preparar comida nutritiva y apetecible con materias primas para servírselas a los estudiantes a la hora del almuerzo fue todo un reto», dijo Ramos. «Al colaborar con el personal de la cafetería para presentar sus platos en la escuela los estudiantes tuvieron la oportunidad de ver de cerca el funcionamiento de la cocina de una cafetería».