En esta entrega semanal de “Yo soy HISD”, que presenta perfiles de estudiantes, graduados, empleados, voluntarios y otros miembros del equipo HISD, Nichole DePaul-Miller, profesora de química del Centro Sam Houston de Matemáticas, Ciencia y Tecnología, platica sobre cómo llegó a integrarse en el mundo del bowling profesional, qué la llevó a una carrera en la enseñanza, y por qué todavía es asesora de varios centros de bowling.
Entiendo que es jugadora profesional de bolos, pero también imparte clases de química AP y pre-AP en el Centro Sam Houston de Matemáticas, Ciencia y Tecnología. ¿Qué se dio primero, jugar a los bolos o la química?
En realidad, las dos cosas se dieron casi a la misma vez. Yo comencé a jugar a los bolos a los tres años. Mi mamá y mi papá jugaban cuando eran novios, y yo prácticamente nací en una cancha de bolos, de modo que se podría decir que vengo de una familia aficionada a ese deporte. En la Universidad Estatal de Illinois jugué a los bolos mientras estudiaba para obtener mi título en química. Originalmente, yo iba a tratar de mantenerme en ese ámbito y trabajar como ingeniera, pero el cuadro femenino de bolos se desintegró en el 2003 debido a la falta de fondos, y yo pasé de ser una química que trabajaba en la industria del bowling, a ser una educadora a quien le encanta jugar a los bolos.
Un momento; ¿entonces lo que dice es que trabajaba como química en el campo del bowling? ¿Qué hacía exactamente?
Bueno, sin infringir contratos de confidencialidad, yo trabajaba en investigación y desarrollo en lo que llamamos maquinaria del bowling. Tiene que ver con la física, la matemática y la química, y mi trabajo en varios de los centros dedicados a este deporte era crear patrones que permitieran a los jugadores obtener puntuaciones más altas. Hasta ahora a veces hago algún trabajo de asesoramiento.
Vaya. No tenía idea de que hubiera tanta ciencia tras este deporte.
Así es. Mucha gente no se da cuenta de la cantidad de matemática y ciencia que se requiere. A veces tengo oportunidad de hablar sobre esto, pero las personas generalmente solo lo asocian con el aspecto de la física, como el impulso y movimiento, y por eso es difícil poner la química en el contexto.
¿Les habla a sus alumnos sobre el juego de bolos y su conexión con la química?
No, en verdad, no. Trato de mantener mi vida profesional separada de la vida privada, y por eso no hablo mucho sobre eso. Pero estamos tratando de interesar a más jóvenes y he formado un club de bowling femenino para las jovencitas de la escuela.
¿Piensa que alguna vez volverá a jugar a los bolos a nivel profesional?
Por cierto. El año pasado, el Congreso de Bowling de EE.UU. volvió a promocionar la asociación femenina de bowling profesional (PWBA), y después de mucho conversarlo con mi esposo, él dijo: “¿Por qué no vas de gira?”
La ventaja de la gira, para mí, es que se realiza durante los meses del verano, de manera que no tuve que preocuparme por tomar licencia o apurarme a volver a casa para corregir tareas de los estudiantes. Jugué en cuatro de las nueve paradas del torneo y acabé entre las mejores 50 jugadoras. Fue muy difícil, pero me alegra haber participado. Me fue bien considerando que jugué contra algunas de las mejores jugadoras de bolos del mundo. Vinieron participantes de todas partes; de Singapur, Ucrania, Colombia y Brasil.