El Sr. Mark White, exgobernador de Texas, homónimo de una escuela de HISD −la Escuela Primaria Mark White− y promotor de la enseñanza pública y de nuestro distrito, falleció el sábado pasado a la edad de 77 años.
White, quien fue presidente de la Fundación HISD, participó plenamente en la planificación de la primaria seleccionada para llevar su nombre, una escuela de doble vía en francés edificada con un presupuesto de $23.4 millones que abrió sus puertas para el ciclo escolar 2016-2017.
En la ceremonia de inauguración de la escuela el año pasado, White reconoció el significado de tener un edificio dedicado en su honor.
“Es emocionante. Pero lo que más me entusiasma es ver los rostros de los alumnos de la Primaria Mark White”, dijo. “Éste será un magnífico lugar adonde los niños vendrán a aprender”.
La directora de la Primaria Mark White, Lisa Hernández, colaboró estrechamente con el exgobernador en la planificación y el diseño del nuevo edificio y comentó que es un honor para la escuela llevar el nombre de un defensor de la enseñanza tan dedicado como el Sr. White.
“Toda persona que lo veía durante sus visitas a la escuela, pronto notaba su entusiasmo y se daba cuenta de su apoyo a la educación”, dijo Hernández. “Personalmente, extrañaré verlo en la escuela, y sé que nuestra comunidad escolar lo echará de menos también”.
Cuando White fue elegido gobernador en 1982, Texas estaba clasificado como uno de los estados de menor rendimiento en los exámenes SAT y con los salarios docentes más bajos. White creó un comité de educación pública, convocó una sesión extraordinaria de la legislatura en 1984, y colaboró con los legisladores para aprobar la Ley de Oportunidad Educacional.
Gracias a su enfoque en la educación, los resultados de los exámenes SAT mejoraron, los estudiantes demostraron un mayor rendimiento en las evaluaciones, y los sueldos de los maestros ascendieron en $5.000 al año, el aumento proporcional mayor en la historia del estado.
Otra de sus iniciativas más conocidas en el ámbito educativo es su política “No Pass, No Play” (el que no aprueba, no juega) que da prioridad a los estudios académicos sobre las actividades extracurriculares al requerir que los estudiantes logren calificaciones aceptables para poder participar en programas deportivos y extracurriculares. Esta política aún está vigente.