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En la Escuela Preparatoria Washington el primer día de clases fue más que el inicio de un ciclo escolar. Fue una verdadera celebración.

El comienzo del ciclo 2018-2019 en la Preparatoria Washington no solo marca la apertura de un edificio nuevo, sino también el 125º aniversario de esta escuela que, establecida originalmente en 1893, fue la primera escuela preparatoria para afroamericanos de la ciudad.

En el vestíbulo, una foto del homónimo de la escuela, el activista de los derechos civiles y educador Booker T. Washington, recibía a los estudiantes al entrar al son del estimulante fondo musical de los percusionistas de la banda escolar, creando una atmósfera de entusiasmo contagioso en el nuevo ambiente de aprendizaje.

El director, Carlos Phillips, comentó que la experiencia de abrirles las puertas del edificio a los estudiantes por primera vez es difícil de describir.

«Esto significa mucho para nuestra comunidad, para los estudiantes y para los exalumnos», dijo Phillips. «La energía de esta mañana, cuando los maestros esperaban en fila la entrada de los estudiantes, fue sencillamente fantástica».

La realización del proyecto, que se logró con un presupuesto de $56,5 millones del Programa de bonos de 2012, destaca el programa Magnet de ingeniería de la escuela mediante el uso de tecnología de punta, laboratorios especializados de ingeniería y ciencias, y ambientes de aprendizaje versátiles diseñados para apoyar el aprendizaje basado en proyectos y fomentar la colaboración.

«Nuestros estudiantes entraban en el edificio asombrados. Les encanta la sensación de estar en un sitio nuevo donde tendrán todo el apoyo para su aprendizaje», dijo Phillips.

La moderna escuela consiste en cuatro edificios amplios con capacidad para 1.300 estudiantes. Cuenta con un auditorio que se puede conectar con la cafetería mediante una pared plegable y tiene asientos plegables también. Además, hay un gimnasio con tres canchas, centro de cuidado de niños, salones para teatro, coro y banda, y patios exteriores donde las clases de ciencias pueden conducir experimentos.

Taquera Bernard, alumna de duodécimo grado, dijo que le encanta que la escuela nueva tenga un estilo abierto y bañado de luz natural.

«Con todas estas ventanas, no se necesitan las luces. Da la impresión de estar afuera respirando el aire fresco», dijo Bernard.

La demolición de la escuela antigua ya ha comenzado, y en su sitio se instalarán canchas de béisbol y softball y un estacionamiento adicional.

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