Mackenzie Wilson, una alumna de undécimo grado de la Escuela Preparatoria Lamar, se mantiene muy activa jugando al voleibol y oficiando como presidenta del estudiantado mientras cumple con sus estudios del programa de Bachillerato Internacional (IB). Para después de la preparatoria tiene pensado seguir una carrera universitaria en patología o derecho constitucional.
Aunque se tiene confianza como estudiante, Wilson dijo que antes, en las extensas instalaciones de la Preparatoria Lamar, a veces se sentía como perdida en la multitud de alrededor de 3000 alumnos.
Pero cuando la escuela implementó el concepto de vecindarios académicos a principios de este ciclo escolar, todo cambió.
«Siento que he forjado mejores relaciones con mis maestros porque puedo hablar con ellos prácticamente en cualquier momento del día», dijo Wilson. «También he logrado un trato más estrecho con mis compañeros porque tenemos casi todas las clases juntos».
Las instalaciones nuevas fueron construidas en el marco del Programa de Bonos de 2012 con una inversión de $122 millones e incluyen salones y tecnología de última generación. El edificio original está en proceso de renovación para preservar la estructura arquitectónica de gran valor histórico para la comunidad.
En el ala académica, que fue la primera fase del proyecto y abrió sus puertas en agosto, hay cuatro áreas académicas, cada una de ellas dividida en 16 “vecindarios” que albergan un máximo de 200 estudiantes.
El propósito de este diseño es facilitar el estilo educativo interdisciplinario y basado en proyectos de la escuela. Los estudiantes pasan la mayor parte del tiempo en sus vecindarios, cada uno de los cuales lleva el nombre de una ciudad con un programa IB y tiene una representación de la silueta de la ciudad en vidrio esmerilado. Los maestros imparten clases dentro de un mismo vecindario.
«Los vecindarios académicos permiten a los estudiantes beneficiarse de comunidades de aprendizaje más íntimas sin perderse las oportunidades de una escuela integral con todos los programas de preparatoria», dijo Rita Graves, directora de Lamar.
Wilson estudia física, historia de EE. UU. e inglés en el vecindario de Chicago, donde los salones están separados por paredes plegadizas grises y los pupitres tienen rueditas de manera que se pueden lograr diferentes configuraciones según las necesidades de cada clase. Wilson se siente cómoda en el nuevo entorno y puede circular por la escuela con mayor confianza, conversando con sus amigos sobre los proyectos y actividades.
«El edificio nuevo ha tenido un impacto real en la comunicación y en la enseñanza», dijo Wilson. «Los estudiantes recibimos más atención personal de nuestros maestros».
Graves dijo que se siente orgullosa de la Preparatoria Lamar con miras al futuro.
«Este es un edificio que puede crecer y cambiar a medida que los métodos de enseñanza evolucionan», dijo la directora.