Luciendo un vestido rojo con un brocado floral y con su cabello rubio brillando bajo las luces, Cambry Gerardi, estudiante de octavo grado de la Escuela Magnet de Inmersión al Mandarín (MIMS), permaneció de pie sola en el escenario de Zhengzhou, China y contó su historia sobre su aprendizaje del idioma chino.
En un mandarín casi perfecto, la oradora no nativa describió a los jueces de la Chinese Bridge World Language Competition cómo una simple, y sin embargo determinante, cadena de sucesos consolidó su amor por el idioma chino y la condujo a ese momento.
“Mi experiencia con Chinese Bridge me ha ayudado a mejorar mi chino y a conectar con amigos de todas las partes del mundo”, comentó a la audiencia.
A la edad de 13 años, Cambry fue la participante más joven durante cuatro años en la competición de oratoria de American-Idol, la cual incluye un dominio del idioma chino, conocimiento sobre China, habilidades propias de la cultura china y habilidades de aprendizaje integrales.
Cambry, quien ha recibido un permiso especial para participar debido a su edad, terminó entre los 10 mejores participantes de un total de 200 de todo el mundo. Estuvo solo a dos preguntas para terminar en la posición 5.
Estudiante de MIMS desde cuarto grado, conoció por primera vez el idioma chino a la edad de 5 años cuando sus padres la inscribieron, por casualidad, en un programa después de clases para aprender el idioma. Dos años después, su maestra de segundo grado, una ciudadana china, vio su potencial y la animó a continuar sus estudios, dándole el nombre chino que todavía usa hoy en día: Ji Kaibi.
“Es ahí cuando empecé a entender conceptualmente la cultura y el idioma”, dijo ella. “Estoy interesada en los diferentes puntos de vista entre China y Estados Unidos. En China hay un nivel de respeto que realmente admiro”.
Después de terminar el segundo grado todas las piezas parecieron colocarse en su sitio: hizo el papel principal en Mulán, fue aceptada en MIMS y finalmente en 2016 viajó a China con su familia para adoptar a su hermana. Desde entonces la familia de Cambry ha adoptado a otros dos niños chinos; y en su hogar, los cinco hermanos hablan mandarín siempre que pueden.
La inmersión al mandarín de Cambry no solo ha sido el catalizador para su futuro, lo ha sido también para el de su familia.
“Esto cambió las reglas del juego, no pudimos imaginar el resultado”, dijo Angie Gardner, la madre de Cambry. “La cultura china es mucho más de lo que somos y queremos mantener eso vivo para nuestros hijos”.
Desde que llegó a MIMS, el manejo del idioma de Cambry creció vertiginosamente y gracias a su contacto con el Instituto Confucio de HISD, que promueve la cultura y el lenguaje chino, pudo construir ese puente entre su salón de clase y el mundo y la cultura china.
Al haber sido una de las 10 finalistas, Cambry tiene pagada un año de matrícula en una universidad china. Sueña con ser una actriz famosa en ese país, pero por el momento, se centra en volver a calificar para la competición en unos cuantos años y ver hasta dónde puede llegar cuando coincida realmente con sus rivales en edad y experiencia.
“Me gustan las oportunidades que esto me brinda: las competiciones y hacer amigos de todo el mundo”, dijo Cambry. “Sé qué oportunidades me puede traer en el futuro, así que no quiero desaprovechar todas esas opciones”.