Cuando el año pasado un grupo de padres acudió a la directora Lindsey Pollock para presentarle ciertas inquietudes acerca de algunas familias de la comunidad escolar de Garden Oaks Montessori, ella respondió “Vaya, voy a tener que hacer algo al respecto”.
Pero en lugar de fomentar su intolerancia, la directora implementó el programa de la Fundación Campaña Pro Derechos Humanos (HRC), Escuelas Inclusivas, que aborda de manera integral tanto la prevención de la intimidación como la creación de un ambiente seguro y acogedor en las escuelas primarias. El enfoque incluye a personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT) y promueve una atmósfera escolar receptiva donde las familias de todo tipo y todos los estudiantes se sienten acogidos.
“Nuestro ímpetu surgió en respuesta a la actitud verdaderamente intolerante que un grupo de padres demostró hacia familias en apariencia diferente de todas las demás”, explicó Pollock. “Este programa nos enseña a respetar y valorar la diversidad en todas las personas. No se trata simplemente de tolerar, sino de aceptar a todos. Cuando creamos espacios protegidos para todos, nos beneficiamos todos. Nadie tiene por qué esconderse. Y eso es mejor para todos”.
Ahora, Garden Oaks es una de tan solo 10 escuelas del país reconocidas por su exitosa implementación del programa, y recibió el Sello de excelencia inaugural de escuelas inclusivas durante una ceremonia de entrega de premios que se llevó a cabo el 2 de mayo en la Escuela Primaria Garden Oaks.
“Las escuelas deben ser lugares donde todos los estudiantes puedan sentir que son bienvenidos por sus compañeros y los adultos”, dijo Kim Westheimer, directora del programa de escuelas inclusivas de HRC. “Pero con demasiada frecuencia, hay estudiantes que otros perciben como diferentes y se convierten en objeto de acoso e intimidación. La mayoría de los docentes desean crear un ambiente donde todos los estudiantes estén protegidos, y saber cómo intervenir cuando surge un conflicto. Este programa los ayuda a lograrlo. Las escuelas que distinguimos han demostrado un profundo compromiso hacia todos los estudiantes y familias, y han colaborado con nosotros para crear una atmósfera inclusiva donde todos los estudiantes puedan prosperar”.
“Esto va más lejos de fomentar un ambiente pacífico en la escuela”, señaló Pollock. “Se trata de no tolerar el comportamiento hostil de nadie, por ninguna razón. Se trata también de convertirse en aliado, de manera que cuando uno presencia algo, sepa qué decir y esté dispuesto a intervenir. El programa prepara a nuestros hijos, docentes y padres de familia para que hagan lo correcto”.
Pollock comentó que de las ocho familias que inicialmente retiraron a sus hijos de la escuela en respuesta al programa, cerca de la mitad ya han regresado.
“Una madre me dijo cuando regresó que había decidido volver a matricular a su hijo en la escuela tras una seria reflexión y examen de consciencia. Ella se dio cuenta de que sus sentimientos no tenían origen en el amor, sino en el temor”, dijo Pollock. “Este no es un programa sobre la sexualidad. Creo que eso es lo que inquieta a muchas personas. Dicen, “Dios mío, ¿están enseñando sobre el sexo?” No. Simplemente se trata de dar a cabida a todas las personas. No hay que tratar mal a nadie. Punto. Fomentamos la paz y la bondad para todas las familias”.