En esta entrega semanal de Yo soy HISD, que presenta perfiles de estudiantes, graduados, empleados y otros miembros del Equipo HISD, el ex alumno y reconocido pianista, compositor y director de orquesta Jason Moran, nos habla de su intención de dar un poco de lo que recibió de las escuela de HISD a las que asistió y de por qué le dieron una Beca “Genius” McArthur. Jason fue alumno de la Primaria MacGregor, del Centro Educativo Gregory Lincoln y de la Escuela Preparatoria para las Artes Escénicas y Visuales. Durante una reciente visita que hizo a Houston, conoció a los estudiantes de estas tres escuelas e hizo un tiempo de su apretada agenda para hablar con HISD.
Nota especial: Jason Moran actuará con Chris Dave, el domingo 17 de abril, de las 4:45 a las 5:30 p.m. en el parque MacGregor. Éste se ubica en 5225 Calhoun, 77021; en el Third Ward. La tarde musical, que llevará por nombre Nos vemos en el McGregor, es el último número del festival CounterCurrent que inicia ese mismo día a la 2 p.m. La entrada es gratuita pero es necesario que vaya por sus boletos. Vea la información completa aquí.
Estás en el segundo año de una residencia de tres años con las tres escuelas de HISD a las que asististe. ¿Qué te inspiró a retribuir los estudiantes de estas escuelas?
Muchos de los patrones de pensamiento que aún uso como el artista maduro que soy, los aprendí en las escuelas de mi infancia. La Primaria MacGregor fue el primer lugar en el que alguna vez tuve un instrumento en mis manos, un violín. Eso condujo a que mis padres compraran un piano para que de niños practicáramos. Por cierto, ese piano, es el mismo que está en la sala de mi casa en Nueva York. Probablemente es el que más me toco. A pesar de que esto parezca una idea fugaz, estas ideas que se plantan desde el principio en las mentes de los niños son muy importantes.
¿Cuál es la fuerza que te impulsa a interactuar con los estudiantes?
Quiero ver cómo se relacionan los estudiantes entre ellos mismos. Quiero investigar en qué punto se unen la música y las bellas artes para luego construir puentes entre ellas. Quiero ser testigo de lo que está sucediendo en las escuelas y ser parte de ello. Las estadísticas no dicen lo que pasa en las aulas. Es impactante cuando escuchas a los estudiantes y ves cómo se expresan.
Yo sé que la colaboración es parte del proceso creativo. Dijiste que trabajas con coreógrafos, escritores y muchos otros artistas. ¿Cuándo supiste que eso era importante?
Muchas de las ideas de colaboración surgieron en HSPVA tan sólo por estar en un edificio donde se relacionan los artistas de las artes visuales, con los de teatro, coro y orquesta. Tomamos juntos las clases de tronco común y después nos separamos para enfocarnos en nuestras diferentes disciplinas. Las conversaciones eran increíbles y cuando llegué a Nueva York yo sabía que parte de lo que se suponía que debía hacer como músico era estar pendiente de todo lo que estuviera sucediendo en el terreno de las artes y no sólo en lo concerniente al jazz y la música. Toda la escena en su conjunto, desde el teatro, la literatura, el cine y el baile. Entonces me propuse a buscar a mi “tribu”, es decir, a las personas que piensan como yo. Y a conversar con gente que no siempre habla de música; me ha convertido en un ser humano más completo. Es importante conocer otras perspectivas.
Cuando estabas en la preparatoria, ¿te imaginaste tener un futuro como el que ahora estás viviendo?
(Risas) Es increíble. No me hubiera imaginado tener una carrera como ésta cuando estaba en la preparatoria y mucho menos a los 6 años cuando empecé a tocar el violín. No sabía lo que un músico hacía y mucho menos cómo se ganaba la vida. Hay una comunidad internacional que cree firmemente que el arte debe estar presente en todos lados. Tenemos que mantener la máquina artística bien aceitada, trabajando y actualizada. He aprendido más sobre la forma de trabajar en equipo siendo músico, que en las clases de estudios sociales. El piano ha sido mi pasaporte a las comunidades artísticas de todo el mundo y me ha llevado a muchos lugares.
Ganaste una beca McArthur y escribiste la música de la película Selma, eres director de jazz en el Centro Kennedy y director de la plantilla de maestros del Conservatorio de Nueva Inglaterra. ¿Cuál de todos estos reconocimientos ha significado más para ti?
El reconocimiento es el resultado del arduo trabajo. Si toco una pieza musical y a mis hijos y mi esposa les gusta, entonces sé que estoy haciéndolo bien. Esos son los reconocimientos que me dan la confianza para salir a tocar. Por supuesto que también te hace feliz cuando alguien aprecia tú trabajo. Hay un gran saxofonista llamado Benny Golson. Un día estábamos tocando una balada lenta en un lugar de Holanda. Una balada es considerada la verdadera prueba de un jazzista, porque se puede oír cada espacio vacío. Entonces, cuando yo estaba tocando mí solo, lo vi mirándome y dijo, “Yo sé que puedes tocar todas estas notas rápido pero veo que cuando se trata de tocarlas lento, sabes muy bien cómo hacerlo”. Para un músico de jazz, eso significa que te has ganado el reconocimiento.
Tu esposa, Alicia Hall Moran, también es artista. ¿Trabajan juntos algunas veces?
Mi esposa es una cantante clásica y compositora y ha sido mi compañera en cada decisión que he tomado. Ha estado detrás de escenas, ayudándome a navegar y dándome su punto de vista femenino. Es muy útil tener una compañera que me comprenda. Para mí, ella es una verdadera inspiración.
¿Tus hijos gemelos tocan el piano?
En este momento son bailarines y noto que lo hacen muy bien. Pero sé que algún día tendrán que tocar el piano, tenemos muchos pianos en casa. Ellos los van a heredar y creemos que a la larga los tocarán.
Tal vez un día los cuatro puedan hacer algo juntos.
Ya ha sucedido, pero todavía hay mucho por hacer. El relacionarte con niños te hace dar cuenta de cómo tomar las decisiones artisticas. Es refrescante ver lo que puede hacer la mente cuando se toman decisiones artísticas. Los niños los hacen con una gran brillantez.
¿Tus padres fueron músicos?
Mis padres apreciaban la música. Les gustaba escucharla y nos llevaban a museos, al ballet, a la sinfónica. Querían que tuviéramos una formación sobre las artes. Yo soy músico, pero mis dos hermanos también entienden cómo ver y escuchar y saben opinar acerca de los trabajos musicales, tanto de manera abstracta como concreta. Nuestros padres nos inculcaron que saber de artes es tan importante como saber de deportes o de cualquier otra cosa.