Durante los últimos tres años, Carla García y su hija Kaitlyn, de nueve años, empleaban cada mañana 25 minutos en llegar a la Escuela Primaria Mitchell, a pesar de vivir justo en frente de la escuela.
La escuela Mitchell sufrió daños irreparables a causa del huracán Harvey en 2017, obligando a los estudiantes y personal a trasladarse a unas 9 millas de distancia a la, en otro tiempo, Escuela Primaria Caldwell, que ha sido su escuela provisional los últimos tres años.
Con la nueva y mejorada Mitchell, García y Kaitlyn podrán volver a caminar a su escuela cada mañana.
“Fue realmente difícil explicarle a mi hija qué había pasado y por qué tenía que ir a una escuela diferente”, dijo García. “Pero supimos superarlo y ahora estamos emocionadas de ver el progreso”.
Actualmente Kaitlyn es una estudiante de 4.º Grado que ha asistido a Mitchell desde Prekínder. Ambas, madre e hija, se acostumbraron a pasar en bicicleta por las obras cada día para estar al tanto de lo que ocurre en su amada escuela.
Aunque García no ha visto la escuela terminada, ha podido echarle un vistazo a las representaciones y videos del proyecto.
“Realmente me encanta la cafetería y la biblioteca. Parece que serán increíbles”, dijo ella. “Creo que a los niños les gustará leer y aprender allí aún más”.
Cuando Harvey llegó, Mitchell no era el único edificio inundado. Gran parte del vecindario circundante, incluida la casa de García, también se inundó. Fue una comunidad unida la que dio esperanza a García durante ese tiempo y señaló que su familia estaba agradecida de poder volver a casa tras solo tres semanas.
“La gente de la escuela siempre nos llamaba y estaba pendiente de nosotros”, recordó García. “La maestra de Kaitlyn se portó muy bien llamándonos. Le mandaba mensajes de texto a mi hija y hasta hizo videollamadas solo para darle mensajes de ánimo. Incluso le envió cosas por correo postal”.
Mientras Kaitlyn se prepara para empezar el 4.º Grado, cuyo inicio fue demorado por la pandemia, García comentó que su hija continuará animada por el mismo espíritu comunitario, y ahora mucho más gracias a la vista de la nueva escuela esperándola en frente, al otro lado de la calle.