Estos días, para la clase de primer Grado de Tracey Crawley, la hora del almuerzo no es igual que siempre.
En vez de almorzar en una bulliciosa cafetería, a los estudiantes del Centro Educativo Gregory-Lincoln les sirven el almuerzo directamente en su salón de clase. Aunque es diferente a lo habitual, es algo que los estudiantes esperan impacientes, especialmente el día que sirven chicken nuggets.
“Se convirtió en algo natural ”, dijo Crawley refiriéndose al nuevo modelo de almuerzo para los estudiantes y sus protocolos de seguridad. “El entorno es apropiado y la comida se sirve puntualmente. Nuestro equipo ha hecho un gran trabajo simplificando el proceso”.
Durante meses, Servicios de Nutrición ha trabajado sin descanso para modificar y reemplazar los programas del servicio de almuerzo convencional con opciones como la entrega en el aula, filas para recoger el almuerzo en la cafetería y la opción de reparto de almuerzos estudiantiles a los alumnos que reciben instrucción virtual, con el fin de reducir la propagación del COVID-19. Todos estos modelos pueden variar de escuela a escuela.
“Sabíamos con antelación que no iba a ser fácil”, dijo Kory Keimig, gerente de área de los Servicios de Nutrición, quien supervisa las operaciones de más de 90 cocinas del distrito. “Cada escuela es diferente y por eso, cada programa se personaliza a la logística y población estudiantil de cada escuela”.
Por ejemplo, el nuevo programa de almuerzos en el aula es una opción popular entre las Primarias y Secundarias. Se basa en el modelo de desayunos en el aula del distrito, que exige que los alumnos reciban el desayuno en el salón de clase y lo coman en sus mesas durante los anuncios matutinos.
Incluso así, crear una variación en el almuerzo no fue fácil.
“El distanciamiento físico afectó enormemente nuestra producción y forma de trabajo”, dijo Keimig. “Anteriormente había dos o tres personas en la misma mesa preparando lo mismo. Tuvimos que ajustar eso y adaptarnos”.
Los menús se renovaron con opciones de comidas frías como sándwiches. Ese cambio originó grandes pedidos de bolsas de plástico y cajas para empaquetar la comida, una tarea difícil cuando otros distritos necesitan los mismos suministros.
Los carritos de mano utilizados por el personal para trasladar la comida y mantenerla a una temperatura saludable se volvieron más esenciales que nunca. El personal hizo inmediatamente un inventario para contabilizar y tener todos los carritos disponibles en rotación, reparó las ruedas dañadas y los cerrojos y posteriormente los distribuyó en las escuelas del distrito.
Actualmente, con los nuevos programas de almuerzos en marcha, los Servicios de Nutrición se centran en la transición a platos calientes para las escuelas. Aunque es un desafío mantener los almuerzos a una temperatura adecuada de 140 grados en un aula, Keimig comentó que confía en que su equipo resolverá este reto y cualquier otro que se presente en el futuro.
“Estamos acostumbrados al constante cambio”, dijo Keimig. “Estamos capacitados para abordar obstáculos y encontrar soluciones innovadoras”.