Cuando los estudiantes de T.H. Rogers terminaban su día escolar, Thomas Winston comenzaba su jornada.
Como operador de planta, Winston trabaja de noche, pero le encanta el momento en que se cruza con los estudiantes que salen de clase para irse a casa.
Algunas veces los saluda simplemente con un cordial “hola” y otras veces le gusta darles algún consejo y prepararlos para el mundo que les espera afuera.
“Les digo que necesitan ir a la universidad y conseguir un empleo”, dijo Winston a través de un intérprete. “Me gusta animarlos a ello”.
Como muchos estudiantes que asisten a T.H. Rogers, Winston es sordo.
Él es también exalumno del Programa Regional de Escuela Diurna para Sordos de Región 4 (Region 4 RDSPD), donde todos tienen comprensión y experiencia con la sordera. Winston se graduó del programa en 1980 y asistió a la Preparatoria Lamar, donde practicó fútbol americano y atletismo.
“Él es un ejemplo de lo que nos gustaría ver en todos nuestros estudiantes en el futuro”, dijo Tiffany Chenier, directora de la escuela. “Pienso que el hecho de que haya regresado al lugar en el que estudió, habla muy bien de su dedicación y compromiso hacia nuestra escuela”.
El trabajo de Winston es mantener la escuela ordenada, operativa y segura, algo que lleva haciendo desde que regresó a su escuela como empleado hace 19 años. También supervisa a cuatro empleados de mantenimiento que no hablan el lenguaje de signos y se comunican mayormente en español; aunque para Winston esto no parece ser un problema.
“Sé un poquito de español y eso ayuda”, dijo Winston, y agregó que puede leer los labios y usar el lenguaje corporal para entender el resto.
Winston, de 56 años, perdió la audición cuando tenía 5 años, pero eso no le impidió usar su voz, especialmente cuando se trata de dar la bienvenida e inspirar a los demás.
Como exvicepresidente de Houston Black Deaf Advocates, Winston trabajó para promover y proteger la cultura y la herencia de las personas sordas y con problemas de audición de la ciudad. En Rogers, él es a menudo uno de los primeros de la escuela en dar la bienvenida a los recién llegados.
“Es una gran persona y muy servicial”, dijo María Hernández, asistente administrativa de la oficina de la escuela. Hernández conoció a Winston en su primer día de trabajo, hace 10 años. “Todos los padres, miembros del personal y estudiantes le conocen”.
Winston se prepara para unas merecidas vacaciones de invierno con su hijo, su hija y su nieta. También quiere recordarle a la comunidad de sordos que tengan las miras altas, porque existen buenas oportunidades profesionales.
“Puede ser difícil, pero hay personas allá afuera que pueden apoyarte y animarte”, dijo Winston.