Si bien
prefiere el contacto en persona, Michael Duru, un alumno de la Academia STEM Energized
for Excellence, se siente feliz de ser el mejor de su generación en este tiempo
de aprendizaje virtual.
«Las
circunstancias en las cuales todo esto está ocurriendo no son las mejores, pero
siento que hay algo especial en ser parte de una situación que nunca ha
sucedido antes», dijo Duru.
Michael
es líder por naturaleza y motiva a sus compañeros a participar en el entorno
escolar virtual sumándose a las sesiones en línea. «He ayudado a liderar a mi
clase comunicándome con mis compañeros por mensajes de texto y participando
activamente en los chats de la clase», dijo. «Acepto gustosamente este cambio
como una nueva forma de mantenerme conectado con mis compañeros y de alentarlos
para que terminen el año bien».
Michael
será el primer miembro de su familia en asistir a la universidad cuando empiece
sus estudios en la Universidad de Virginia, donde tiene pensado especializarse
en informática y administración de empresas. Como estudiante de EMERGE, contará
con el apoyo que tanto necesitará durante su primer año, ya que una carrera
universitaria es algo nuevo en su familia.
Michael
ideó una rutina diaria para estudiar en casa que le ha dado buenos resultados.
«Me levanto alrededor de las 7:30 a.m. y me preparo un desayuno sencillo antes mi
primera clase en línea. Abro las persianas para mentalizarme antes de “entrar
en clase”. Luego dedico unos minutos a repasar los temas presentados en la
lección anterior. Las clases pasan rápidamente, ya que contienen mucha información
y hay bastante trabajo. Después de cada clase, cierro la sesión y abro una nueva
para la clase siguiente. El horario de clases es el mismo, pero las sesiones
son más cortas y yo uso el tiempo extra entre clase y clase para adelantar tareas.
Esta es mi rutina escolar hasta las tres de la tarde, que es cuando termina la
última clase del día».
Aunque
Michael se ha ingeniado para que todo le salga bien, ser un estudiante virtual
conlleva ciertos retos.
«Lo más
difícil para mí es no contar con el apoyo de mis amigos. El proceso de
aprendizaje era diferente en compañía de otros estudiantes de mi edad. Intercambiar
ideas y ayudarnos con las tareas, hacía que la experiencia fuera más divertida
y estimulante. Las clases en línea carecen de la intimidad y la apertura de la
instrucción en persona. A mí me encanta hacer preguntas, y ahora mis clases se
sienten un poco desconectadas».
El
padre de Michael es de Nigeria y su madre es de El Salvador. A él le gusta
correr y tocar el piano y, antes de la pandemia, participaba en las bandas de marcha
y de jazz de la Academia STEM Energized for Excellence.